Mares
Cuando estamos cerca del mar, paseando por la playa y escuchando el sonido de las olas, sentimos un vaivén que, como una respiración continua, nos conecta con nuestro propio origen como seres humanos, evocando la experiencia del líquido amniótico y nuestro mar primigenio.
El mar se convierte en una poderosa metáfora para los límites de la mente y el conocimiento humano. Es un horizonte visible pero que sabemos que, más allá, se extiende un vasto mundo aún inexplorado por nuestros sentidos.
Los mares son horizontes que nos invitan a reflexionar sobre los límites del conocimiento
Mi obra sobre el mar incluye diferentes temáticas que expresan desde sus orígenes, el mar primigenio, hasta su capacidad para arrigar la vida.
El mar es un espacio donde el caos se transforma en orden, es el caldo de cultivo donde la aparición de la vida es posible, nos transporta al paraíso que nunca perdimos, pero que no sabemos ver.
Su brillo es una puerta abierta a la transcendencia, sus olas son fuente de renovación, su sonido es la respiración misma de la Tierra.
El mar nos sitúa en el horizonte donde quedan delineados dos de los cuatro elementos fundamentales: el agua y el aire.
Estos dos planos diferenciados de la realidad se convierten en un medio para explorar nuestras emociones frente a los límites del conocimiento, pues tras el horizonte marino no sabe qué se encuentra más allá
La obra se convierte en un diálogo entre lo tangible y lo abstracto, desafiando la percepción convencional de los límites temporales y espaciales.
